jueves, 22 de julio de 2010

Speer y Hitler: El arquitecto del Diablo


Documental que abre el velo de los mitos y verdades a medias, oscureciendo la figura central del régimen Nazi, Albert Speer. Un hombre de profundas contradicciones, fue un intelectual que se alió con el más grande genocida del siglo XX, Adolfo Hitler Speer, un hombre graduado en Humanidades, quien fungió como Ministro de Defensa Alemán ante la Segunda Guerra Mundial y utilizó esclavos para incrementar su economía... Un protegido quien se reveló contra su maestro en los últimos meses de Hitler y fue el único líder Nazi en los tribunales de Núremberg que admitió cierta responsabilidad sobre las acciones del régimen, haciéndolo solamente en un sentido abstracto.



Berthold Konrad Hermann Albert Speer (Mannheim, 19 de marzo de 1905 – Londres, 1 de septiembre de 1981) fue un arquitecto y político alemán, uno de los más destacados jerarcas de la Alemania nazi. Fue el arquitecto predilecto y ministro de armamentos y guerra de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.

Llamado a veces el «primer arquitecto del Tercer Reich», otras veces «el arquitecto del diablo» y aún otras como el «nazi bueno», fue el arquitecto jefe de Adolf Hitler en la Alemania nazi, y en 1942 llegó a ministro de armamento en el Gobierno alemán. En la posguerra fue juzgado en Núremberg, donde expresó arrepentimiento, y fue condenado a veinte años de prisión. Después de su liberación, llegó a ser un autor de éxito, gracias a varios libros semi-autobiográficos.

Speer inventó la teoría del «valor de las ruinas» —apoyada con entusiasmo por Hitler—, según la cual se construirían todos los nuevos edificios de forma que dejaran unas ruinas estéticamente agradables en el futuro lejano. Esos restos serían el testamento de la grandeza del Tercer Reich, igual que las ruinas griegas o romanas son el símbolo de la grandeza de sus civilizaciones.

OBRAS REALIZADAS

TRIBUNA DE CAMPO ZEPPELING
Situada en Nuremberg.Complejo donde se reunian una vez por año los seguidores nazis.
Utilizó como base de partida la antigua arquitectura dórica del altar de Pérgamo, en Turquía, pero ampliada a una escala enorme, capaz de albergar hasta 240.000 personas. En la reunión del partido en el campo de desfiles, en 1934, Speer rodeó el área con 150 proyectores antiaéreos. Esto creaba un efecto de “catedral de luz”, como lo llamó el embajador británico Sir Neville Henderson.



REFORMA ESTADIO OLIMPICO DE BERLIN
Usado para los Juegos Olímpicos de 1936, que había sido diseñado por Werner March.



NUEVA CANCILLERIA DEL REICH




PABELLON ALEMAN EN EXPOSICION DE LAS NACIONES 1937
En 1937, Speer proyectó el Pabellón alemán de la Exposición Internacional de 1937 en París, que estaba situado justo en frente del Pabellón soviético. Su diseño pretendía representar una defensa sólida contra los embates del comunismo, aunque ambos pabellones fueron galardonados con medallas de oro por sus diseños.



OBRAS NO LLEGADAS A REALIZAR

ESTADIO ALEMAN
Tendría una capacidad de 400.000 espectadores y en él se celebrarían los Juegos Arios, sustitutos proyectados por Hitler de los Juegos Olímpicos, que se celebrarían en Núremberg a perpetuidad. En el Campo de marzo, la Wehrmacht debía realizar desfiles y ejercicios de combate anuales ante más de 160.000 espectadores, sentados en tribunas coronadas por una estatua femenina de 60 metros de alto.

GERMANIA
En 1939, la Cancillería quedó terminada y Hitler, como muchos más, quedaron extasiados por la belleza de la reforma. En la planta baja y ocupando una gigantesca sala se instaló la maqueta del Berlín reconstruido, denominado Germania. En esa maqueta Hitler pasaba horas y horas en la madrugada como una forma de distracción. Según sus declaraciones a Speer, veía en esa maqueta un monumento post mortem a su gestión.
Del resto de los edificios planeados para Berlín, casi ninguno llegó a construirse. El concepto general era reorganizar Berlín a lo largo de un bulevar central de cinco kilómetros. En el extremo norte, Speer, basándose en esbozos dibujados por Hitler en los años 20,[1] pensó en un edificio con una enorme cúpula, inspirado por la cúpula de concreto del Panteón de Agripa. El tamaño de la cúpula la haría poco práctica: más de 200 m de alto y casi 250 m de diámetro, dieciséis veces más grande que la cúpula de San Pedro. En el extremo sur del bulevar habría un arco semejante al Arco del Triunfo de París, aunque asimismo mucho más grande: 120 m de alto. De hecho, el Arco del Triunfo habría cabido en su vano. El comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939 impidió la finalización de estos proyectos, si bien no fueron formalmente abandonados por Hitler hasta bien entrada la guerra.

1 comentario:

  1. Me interesa sobremanera el destino de este hombre inteligentísimo y contradictorio porque veo en él un poco el destino de los héroes griegos que pagaban con la pérdida de su paz espiritual, de por vida, los errores de su juventud luminosa.
    Veo en él la disposición, tan humana, de revisar las acciones retrospectivamente y no prever las posibles implicancias, consecuencias, efectos colaterales de nuestras decisiones antes de tomarlas.
    A pesar de sus espantosos errores, no puedo dejar de solidarizarme con su ciclo existencial.
    (Al margen:hermoso blog.)

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